Lejos queda el origen de este oficio, que surgió en la época romana siendo uno de los pocos negocios iniciados por hombres libres y no esclavos. De padres a hijos, la figura del tablajero (así se le conocía), contó con especial reconocimiento en la época medieval no solo por infundir un arte dotado de destreza y cualificación a la hora de destacar los cortes de venta al menudeo, tales como filetes o carnes para guisado, sino por dedicarse, simultáneamente, a la cría del ganado