Este joven ha decidido volver a cazar jabalíes como lo hacían sus antepasados hace siglos: con perros y lanza. Las imágenes muestran el valor que le pone el chico, que llega incluso a salir por los aires cuando en una ocasión el cochino carga contra él.
El vídeo se inicia con este joven de California -donde está permitida la caza con lanza- tratando de dar con un jabalí. Sus perros parecen haber localizado uno, por lo que él mira al cámara para que le siga y comienza la persecución.
El suido se esconde en una zona espesa, donde los perros delatan su posición. El cazador llega hasta el lugar e intenta alcanzar con su lanza al jabalí, que sin embargo escapa. Sin embargo, el protagonista del vídeo no cesa en su empeño: se dispone una vez más a buscar al animal hasta que finalmente en un claro y flanqueado por dos de sus perros, se para.
Es en ese momento cuando el jabalí se tira a por el cazador que, a pesar de utilizar su lanza para pararlo, sale volando por los aires y el suido lo catapulta entre la espesura. Aunque en un primer momento temimos que pudiera haber salido malparado, parece que el animal no consiguió alcanzarle. Tuvo mucha suerte.
Así eran las primeras lanzas que cambiaron la historia
La lanza se encuentra entre las primeras armas de guerra y caza que fabricó el hombre. Era portátil y nos permitió cazar con ayuda de un elemento auxiliar, pues hasta ese momento sólo utilizábamos nuestra fuerza corporal o el arrojamiento de piedras. Con ella logramos abatir animales de mayor envergadura que la nuestra y empezar a cazar de manera organizada.
Al principio consistía en un palo, de acabado algo burdo, con uno de sus extremos afilado en forma de punta. Después evoluciona y se le incorpora una piedra tallada, mejorando su efectividad. Este ingenio es crucial en la evolución del ser humano ya que, además de cazar, nos permitió empezar a defendernos de los depredadores.
Gracias a la lanza empezamos a cazar en grupo con éxito, creando estrategias de acorralamiento de grandes animales para su acoso y muerte. Ya podíamos abatir, entre otros, mamuts, renos, bisontes… Con ella se provocaban importantes cortes a las presas, que huían heridas hasta desfallecer o caer desangradas. Comenzamos a obtener gran cantidad de carne para alimentarnos, pieles para protegernos del frío y huesos y astas para fabricar instrumentos.
Desde estos tiempos primigenios hasta el final de la Edad Media la lanza fue una de las armas que más se perfeccionó gracias a su sencillez de fabricación y uso, especialmente con la incorporación de la punta metálica: incluso en la actualidad existen algunas tribus indígenas que la siguen utilizando como medio de caza. También en nuestro país se ha utilizado tradicionalmente en el lanceo de jabalíes desde caballos.
https://www.youtube.com/watch?v=-zCwBjCQqpY