Cárnicas Dibe, con más de 30 años de historia, trabaja con Asiccaza para aumentar el consumo nacional de este producto.
Cárnicas Dibe lleva más de tres décadas en funcionamiento y actualmente cuenta con unas instalaciones en el municipio cacereño de El Gordo de 4.000 metros cuadrados. Están dedicadas principalmente a la producción de carnes, embutidos, cecinas, jamones de cerdo blanco e ibérico, así como a carnes de vacuno y toro de lidia. A ese centro, se suma una segunda planta operativa en la localidad de Alcolea de Tajo (Toledo).
Con esos espacios satisfacen las demandas de sus clientes y abogan por una mejora continua en la calidad de sus procesos y productos que les permite seguir creciendo tanto en el mercado nacional como internacional, donde sigue afianzándose día a día. «Lo más demandado sin duda alguna es el ciervo», destaca Raúl Sánchez de Castro, director general de Cárnicas Dibe, S.L., quien apunta que «en España no sabemos apreciar las carnes de caza como se merecen».
Asevera que «no tenemos hábitos de consumo de estas carnes y gastronómicamente perdemos mucho », aunque detalla que están trabajando desde la Asociación Interprofesional de la Carne de Caza (Asiccaza) para cambiar esta tendencia y aumentar el consumo nacional. Con ella también realizan donaciones de carne de caza a comedores sociales y llevan a cabo diferentes proyectos solidarios con el fin de llegar a los más necesitados.
En cuanto a la exportación, sus productos llegan a toda Europa y abarcan todo tipo de perfil de clientes. Desde supermercados y carnicerías, pasando por la distribución hostelera, los grandes distribuidores y los importadores. «Nuestro inicio en la exportación data de los años 90, cuando mi padre exportaba embutidos de caza a Portugal y Francia, pero en pequeñas cantidades. Con el paso de los años fue creciendo este tipo de mercado y, ya en el año 2005, nos planteamos retos mayores», añade Sánchez de Castro.
Él asegura que «abarcar distintos mercados con carne de caza es difícil», y reconoce que su principal foco está puesto en Europa. Por otro lado, detalla que con las carnes de ovino y jamones están buscando nuevos mercados que ‘conquistar’.
Para ello cuentan con un equipo formado por un total de 136 trabajadores entre las distintas secciones y departamentos de la empresa. Es con ellos con quien también han hecho frente a los difíciles momentos. «La crisis económica ha traído un tiempo de cambios, un fin de ciclo. Hay que saber adaptarse a los tiempos y a las distintas situaciones de mercado; no queda otra para sobrevivir», confiesa Raúl.
«A las empresas que exportamos al continente europeo, esta crisis económica o cambio de tendencia del mercado nos llegó antes, cuando toda Europa estaba hablando de crisis y aquí no queríamos verla», concluye.